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Los padres depositan en nosotros lo más valioso que tienen, y esa responsabilidad va mucho más allá de la medicina basada en la evidencia. Se trata de empatizar, de acompañar y de recordar que, cuando un niño enferma, toda la familia sufre con él. En mi especialidad, la Neumología y la Alergia Infantil, esto se hace aún más evidente: ayudar a un niño a respirar mejor significa no solo mejorar su salud, sino también devolverle su capacidad de jugar, de correr, de dormir tranquilo y de disfrutar sin limitaciones.

Cada día en esta profesión es un aprendizaje continuo. He aprendido que un gesto de calma, una explicación clara o una simple sonrisa pueden hacer tanto como un tratamiento bien indicado. Por eso, mi objetivo siempre es combinar el rigor médico con el lado más humano de la pediatría, asegurándome de que cada niño que pasa por mi consulta no solo reciba el mejor cuidado posible, sino que también se sienta protegido, comprendido y en confianza.

Porque la medicina infantil no es solo curar; es aliviar, acompañar y dar tranquilidad a quienes más lo necesitan. Y esa, sin duda, es mi verdadera vocación.

Me llamo Fran, tengo 29 años y nací en Murcia. Desde pequeño tuve claro que quería dedicarme a la medicina, pero fue con el tiempo y la experiencia cuando descubrí que mi verdadera vocación estaba en la pediatría. Estudié el grado en Medicina en la Universidad Miguel Hernández de Elche y, al terminar, realicé la residencia de Pediatría en el Hospital Universitario Santa Lucía de Cartagena, donde además me especialicé en Neumología y Alergia Infantil.

Trabajar con niños no es solo cuestión de conocimientos médicos, sino de saber estar cerca de ellos, comprenderlos y acompañarlos en cada paso de su enfermedad. La medicina infantil no solo trata patologías, sino también miedos, incertidumbres y emociones que los más pequeños no siempre saben expresar con palabras. Muchas veces, un niño que entra en consulta lo hace con nervios o temor, y nuestro deber no es solo diagnosticar y tratar, sino también hacer que se sienta seguro, escuchado y comprendido. La confianza que se genera en ese espacio es fundamental para que el niño colabore, se relaje y, sobre todo, para que sus familias se sientan tranquilas.

Dr. Fran Palazón

Soy Ana, tengo 30 años y soy de Cádiz. Siempre me han gustado los niños, pero no fue hasta después de estudiar Medicina cuando supe que lo mío era la Pediatría. Estudié en la Universidad de Cádiz y, por amor, terminé trasladándome a Cartagena, donde hice la especialidad en el Hospital Universitario Santa Lucía.

La Pediatría me atrapó desde el primer momento porque es una especialidad que va mucho más allá de diagnosticar y tratar enfermedades. Trabajar con niños significa adaptarse a su forma de ver el mundo, comunicarse con ellos de manera cercana y ayudar a las familias a sentirse seguras en cada etapa del crecimiento de sus hijos. Cada consulta es diferente, cada niño tiene su propia historia, y eso hace que esta profesión sea tan especial y enriquecedora.

Siempre he sido una apasionada de la cocina, y con el tiempo me di cuenta de que en la relación entre la alimentación y la salud estaba mi verdadera vocación.

Por eso me especialicé en Digestivo y Nutrición Infantil, un campo que no solo trata enfermedades digestivas, sino que también nos permite prevenir problemas de salud en el futuro. La alimentación en la infancia marca la diferencia en el desarrollo, la energía y el bienestar de los niños, y pequeños cambios pueden tener un impacto enorme a lo largo de su vida. Poder combinar mi amor por la cocina con mi trabajo como pediatra me ha dado una visión más completa de cómo educar a las familias en hábitos saludables sin que eso signifique complicaciones ni restricciones innecesarias.

Muchas veces, pequeños cambios pueden prevenir problemas futuros, y esa es una de las partes más gratificantes de mi trabajo: ayudar a que los niños crezcan sanos no solo en el presente, sino también en el futuro.

Siempre intento que mis consultas sean un espacio donde los niños se sientan cómodos y los padres, acompañados. Me gusta explicar las cosas de forma clara y sencilla, para que nadie se quede con dudas ni preocupaciones innecesarias. La Pediatría es, en el fondo, un trabajo en equipo: médico, niño y familia, todos remando en la misma dirección.

Porque la salud infantil no es solo tratar enfermedades, es prevenirlas, educar y acompañar en cada etapa del crecimiento. Y eso es lo que me apasiona hacer cada día.

Dra. Ana Pizarro

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